México Lindo ¡Paquimé, la Cultura “Olla de Barro”!
Escrito por cavilaciones el 30 julio, 201130 de julio de 2011
¡Paquimé, la Cultura “Olla de Barro”!
Allá en el norte tenemos un extenso desierto, el más extenso de América del Norte
(1,295 000 km2). En la altiplanicie mexicana cubre gran parte de los estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila; cruza la frontera con USA y se instala en el suroeste de California hasta Texas (La Gran Cuenca y El Mojave). Todo un ecosistema con vida propia. En Chihuahua tiene solo entre 450 y 520 mil km2 según quien te lo platique. Varios municipios chihuahuenses están en pleno desierto entre ellos Nuevo Casas Grandes, pegadito a Sonora, con su cabecera municipal del mismo nombre: Nuevo Casas Grandes, tan solo a 350 km al noroeste de Chihuahua, la capital del estado. De ahí caminas 8 kilómetros hacia el suroeste, cruzas el pueblo de Casas Grandes, el original, y llegas a Paquimé, extraordinaria joya arqueológica que en 1998 recibió el título “Patrimonio de la Humanidad” que otorga la UNESCO a aquellos que se lo merecen. Francisco Ibarra, español asentado en Zacatecas, recibió en 1562 la orden del Virrey Luis de Velasco de explorar hacia el norte. En 1566 llega a Paquimé población habitada por los nativos sumas, quienes vivían de la caza y de la recolección de frutas y raíces. Este asentamiento prehispánico influyó en la Sierra Madre Occidental desde el oeste de Chihuahua y Sonora hasta Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México. No se ha encontrado relación alguna con los otros habitantes de la sierra tarahumara.
Al llegar a Paquimé se le cayó la baba, igual que a Cortés y sus compinches con la Gran Tenochtitlan, cuando contempló viviendas de hasta siete pisos de alto, toda una creación arquitectónica de los nativos. Me imagino a don Francisco con la quijada caída diciendo: ¡Que bárbaros, que casas tan grandes! ¡Señores, esto se llamará Casas Grandes! Su fama se debe a esas construcciones de adobe de las cuales apenas se conserva lo que sería la planta baja de aquellos edificios y sus puertas en forma de “T”. Todo esto demuestra la gran habilidad de los arquitectos y maestros constructores de la región de aquella época. Tan es así que don Francisco de Ibarra escribió:
“Está muy poblado de casas de mucha grandeza, altura e fortaleza, de seis a siete sobrados, torreadas o cercadas de fuerte a manera de fuertes para amparo y defensa de los enemigos (…) Tiene grandes y hermosos patios, lozados de hermosas, lindas e grandes piedras a manera de jaspe; e piedras de navajas sostenían los grandes y hermosos pilares de gruesa madera, traída de lejos; las paredes dellas enjabelgadas e pintadas de muchos colores, matices e pinturas de su edificio, compuesto a manera de tapias, aunque tejida e revuelta con piedra e piedra más durable e fuerte que la tabla.
“Había gruesas e anchas canales del río a los pueblos con que solían llevar agua a sus casas. Tienen grandes y anchas estufas en lo bajo de las casas y edificios para ampara del frío que es allí mucho, porque nieva mucha parte del año e vienen los nortes en extremo fríos de hacia los llanos e de las sierras a donde nieva más de ordinario. Halláronse trazas de metales que los naturales debían de beneficiar e piedras de amolar (…) Hallamos caminos emprendados.
¡“Etc. etc…!
Cuando los del norte se tragaron la mitad del territorio mexicano las raíces de la cultura Paquimé se quedaron del otro lado. Actualmente esfuerzos conjuntos (Proyecto Arqueológico Chihuahua (PAC) llevado a cabo por la Universidad de Calgary, Canadá, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y autorización del Consejo de Arqueología) han realizado investigaciones para saber más de esos que edificaron Paquimé y crearon el asentamiento humano más grande y de mayor desarrollo al norte de la Republica Mexicana y con probables raíces en Estados Unidos. Recientemente la arqueóloga Jane H. Kelly, egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y responsable de la investigación auspiciada por la universidad canadiense encontró un medallón de concha nácar y un pendiente prehispánico de azabache fechados entre 900 y1030 DC. Estos fueron hallados en un entierro infantil en las excavaciones del sitio Calderón, municipio de Namiquipa. Las restauraron y ahora se exhiben en el Museo de las Culturas del Norte, ahí en la Zona Arqueológica de Paquimé.
La gran cantidad vasijas de barro cocido, hermosamente decoradas, que se han encontrado corresponden a la época de mayor esplendor entre 1060 y 1340. De aquí se les da el nombre de la cultura “Ollas de Barro”. Como dato curioso-histórico, hay una zona con ruinas de numerosos edificios que algunos historiadores identifican como un asentamiento azteca en su paso hacia Aztlán, allá en el Valle de México. En el pequeño pueblo de Mata Ortiz, vecino de Paquimé, se inició en 1970 un movimiento artístico con la creación de replicas de las “Ollas de Barro” a las cuales se les ha dado el nombre del pueblito: “Mata Ortiz”. Piezas de arte que han alcanzado niveles de expresión en barro muy valorados en México al grado de merecer lugares en los museos de todo el mundo.
Nosotros los comunes y corrientes hagamos alarde de todo esto, hará que nos sintamos bien y orgullosos.
Así de simple, ¿o no?
Eduardo
WIKIPEDIA- INAH- Enciclopedia de los Municipios de México- © 2005. Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, Gobierno del Estado de Chihuahua- Página web “Municipio de Nuevo Casas Grandes”- VIVE MÉXICO www.visitmexico.com
Padrísima pagina, soy maestra de historia , con material como este no se les hará aburrida a los alumnos. Gracias por compartir!!