El entremés: ¡La Cuenca, que no valle, de México!
Escrito por cavilaciones el 18 enero, 2014¡La Cuenca, que no valle, de México!
¡EL ENTREMÉS!
Tengo espíritu buscón, metiche y hasta chismoso. Cuando descubro algo que suene interesante y del cual no sepa ni sopa me lanzo como a una alberca, soy muy mal nadador, llena de datos a ver que saco. Rebusco en libros y revistas que alguna vez leí y que no se empolvan en mi biblioteca gracias a la terca insistencia de la Dueña de mis intenciones y de la eficiente colaboradora con la que cuenta para estos menesteres.
Y que me dicen del internet, ese mar, ¡mejor digo: universo! de información al que tenemos acceso por la compu o la laptop, o de lo que sea. De un tema hay cientos de páginas y autores de todos los rangos o de grupos que han integrado un blog para difundir sus intereses. Y un montonal de basura que hay que separar. Espulgar este animalote de información lleva un buen rato y junto casi una revista (20-30 páginas) para re-leer, hasta que el ¡ya basta! se apersona, de lo contrario sería el cuento de nunca acabar.
Arriba me digo “hasta chismoso” porque todo lo que encuentro lo trato de plasmar en un escrito atractivo y leíble con el afán de darlo a conocer. De ninguna manera el resultado es el non plus ultra del conocimiento y mucho menos alcanza a ser un ensayo de alcance literario. Es llana y sencillamente para informar fácilmente y con sabrosura, desde mi punto de vista, no sé del tuyo.
¿Y todo este rollo? Por ahí leí en algún reportaje sobre las inundaciones que la temporada de huracanes tiene a bien endilgarnos cada año, aderezados por la avalancha de apoyo que las zonas afectadas requieren, que la Ciudad de México está en una cuenca, no en un valle. Mi ignorancia brincó de inmediato: ¿qué, una cuenca no es un valle? ¿no es lo mismo valle que cuenca?
El viaje me llevó de una cuenca de 8000 km cuadrados en la altiplanicie de México y la fundación de la Gran Tenochtitlán hasta Venecia del siglo XVI, esa rica ciudad estado a la orilla del Adriático. Hay nexos aunque no lo crean.
El resultado de todo esto lo plasmo en ¡La Cuenca, que no valle, de México! El cual pongo a su inestimable consideración y si les gustó y les interesa algo más sobre el mismo tema súbanse a la chalupa y agarren su remo y busquen en mi blog (n°20 del 5 de febrero de 2012) ¡La Eterna Sed de la Ciudad de México! Es el chapuzón en el agua y contra-corriente que empezó desde que los primeros pobladores de las orillas de El Lago de Texcoco se encontraron con un montón de agua inadecuada para el consumo humano y otra salobre inútil para la agricultura y un montón de ríos que en época de lluvias convertían el lago en un verdadero y arrasador mar…
HASTA LA PRÓXIMA
Eduardo
Eduardo Gama Barletti