(47) ¡Una Esquela, El ChePe y los Rarámuri!

Escrito por cavilaciones el 21 marzo, 2014

15 de marzo de 2014

(47) ¡Una Esquela, El ChePe y los Rarámuri!

DSC00935Después de casi doce meses de inactividad tecleadora (para mis truculentos artículos, mas no para el trabajo), desde febrero de 2013, por equis o zetas razones (algo de salud menoscabada) busqué en todos aquellos intentos, esos manuscritos trazados en blanco y negro que tenía arrinconados, alguno para desarrollar algo sabroso y leíble (desde mi punto de vista) y me encontré varios dignos de hojalatear y pulir. Todos ellos apenas alcanzan el calificativo de “ahí se va” y que requieren un buen de aderezos y fisgoneo en los lugares adecuados para poder decir: “¡listo, aturdamos a quien se deje!”.

Déjenme platicarles que en marzo de 2012, con mi otra mitad y mis asiduos y queridos compinches, me aventé un tour por la Sierra Tarahumara. Paseo de chuparse los dedos que por las razones platicadas antes se quedó, no en el tintero, en mi disco duro. Regresando de ese vagabundeo me encontré con que el Lic. Miguel de La Madrid (Colima, Colima, 12 de diciembre de 1934 – Ciudad de México, 1 de abril de 2012) murió a los 77 años de edad en el Hospital Español de la Ciudad de México. Como siempre, algo se atraviesa y no me resistí a un tema harto sugestivo e interesante para viajar un poco por el tiempo, ahí les va mi perorata.

Las críticas sobre su mandato presidencial son muy acidas, con las que yo no estoy muy de acuerdo, peores que el enfisema pulmonar con complicaciones renales que se lo llevaron a reposar en el rincón de los olvidados. Creo que se le crítica sin tomar en cuenta que fue Presidente de México después de una terrible etapa, de 12 años de dos gobiernos de truculencias ensoñadoras y parásitos patéticos, tipejos esquilmadores y bola de ladrones, mucho más que todos sus predecesores juntos.

¿Por qué un funcionario de bajo perfil, de medio nivel y que le temblaban las rodillas en la toma de decisiones graves, según la chismografía circulante en aquellos días, llega a ser presidente de México?

Luis Echeverría empezó a regarla desde la Secretaría de Gobernación (recuerden Tlatelolco en contubernio con GDO) y como candidato y como presidente electo y como presidente en funciones. De entrada instruyó a Hugo B. Margáin para que frenara todas las iniciativas del Banco de México en manos de don Antonio Ortiz Mena, hombre extraordinario y preparado de toda la confianza de López Mateos y Díaz Ordaz. Durante sus dos secretariados en Hacienda implemento y llevó a cabo el plan de Desarrollo Estabilizador que tan buenos resultados dio al país, estábamos progresando al 6% anual. LEA lo odiaba porque habría podido ser el presidente si los azahares del destino y el aliento tufoso de don Gustavo hubieran soplado para ese otro lado. Lástima, tremendo error que entregó a México a doce años de devastación y des-progreso. Echeverría no supo qué hacer con un país progresando, su lema “Arriba y Adelante” resulto en “Pa’ atrás y de Picada”.

Luis Echeverría con sus planes populistas sobre las rodillas y a la carrera por todo el país, tomando decisiones sin ton ni son y cómo la economía se le atragantaba estaba en constante pleito con su Secretario de Hacienda, Hugo B. Margáin, del cual ignoraba todas las medidas que la economía recomendaba para el buen caminar de su gobierno, liaba una estupidez con una regada, una tras otra. El pleito se enfocaba también contra el poderoso grupo del Banco de México que influía fuertemente en Hacienda. Su última y más grave estupidez fue endilgarnos a Pepe. ¡No pos sí!

Y a continuación nos tocó el sexenio de la administración de la recién descubierta riqueza petrolera. El administrador JoLoPo y la canina familita que lo rodeaba, vanidosos y veleidosos hasta las cachas, convirtieron los seis años de gobierno en su pasatiempo preferido, descaradamente frívolo (RAE= Ligero, veleidoso, insustancial) y rapaz. No les costó trabajo terminar la labor que LEA inicio: hundir al país. López Portillo anuló a la Secretaría de Hacienda cambiando la mesa de decisiones económicas a Los Pinos, bajo su hábil e inteligente directriz. El can y todos sus cachorros resultaron muy perros para cavar hoyos donde enterrar sus huesos y rapiñas. Todo bajo el manto de nepotismo protector de un jefe de familia muy valedor.

El Grupo Banco de México se puso listo y se lavó las manos de las trapacerías que se estaban cometiendo. A la chita callando se puso a trabajar en la selección y entrenamiento del sucesor de JoLoPo. Pepe hizo el coraje de su vida cuando su sucesor consentido, Javier García Paniagua, fue desechado porque el PRI y sus huestes aleccionadas y escamadas por el caliente temporal que estaba asechando al país le dieron el albazo nombrando, en sus narices, ahí mismo en el tercer piso de Palacio Nacional, a Miguel De la Madrid Hurtado, secretario de Programación y Presupuesto en funciones, como el candidato idóneo para el siguiente período.

El Grupo Banco de México sabía con precisión el tamaño del agujero en el que los gobiernos de la “docena trágica” habían enterrado al País. Miguel De la Madrid sabía el negro futuro de números rojos que le esperaba como Presidente. También sabía que su popularidad nunca sería color de rosa. Para empezar al inicio de su mandato reunió a su gabinete y los gobernadores y dicen que les dijo, más o menos, a todos ellos: “Señores, mucho cuidado que el pasto está muy seco”. Callado y discreto asumió el mando del País y atado de manos no le quedó más que capear el temporal y aguantar con austeridad los años por venir. Para terminar de redondear su cataclismo personal nos cayó el temblor de 1985 y la explosión de San Juanico el año siguiente.

Cuando la inflación nos caía encima como avalancha destrozando todas las posibilidades de que el país sacara la cabeza del lodazal, y nosotros con él, planteó y ejecutó un pacto para el rescate de la economía mexicana. Todos los intereses del país, y del mundo, lo apuntalaron y lo hicieron funcionar. El Banco de México, Ernesto Zedillo, y Carlos Salinas de Gortari como secretario de Programación y Presupuesto, fueron parte importante del grupo que diseñó ese plan. También como ex presidente, don Miguel, supo portarse a la altura de las circunstancias y podía pasearse por las calles de Coyoacán sin rechiflas, y hasta alguno que otro aplauso. ¡Que en paz descanse!

Al enterarse del deceso el Presidente Felipe Calderón canceló una junta y se dejó venir desde Nueva York para rendirle un merecido homenaje a este Hombre, acusado por muchos y por las circunstancias como gris pero supo evitar que el País se le fuera de las manos y el pasto seco se convirtiera en un infierno de proporciones descomunales.

¡Híjole, no puedo parar, perdón pero ailesvá!

Sigo en abril de 2012: Calderón que está corriendo su última etapa para entregar la estafeta a fin de año a él de gris no lo podemos acusar, más bien le quedaría el rojo, esos números rojos de sangre que su guerra millonaria contra los narcos han dejado. Eso sí, sin duda nos dejará un país económicamente estable; estos sí serán números negros pero lo que más nos pesa es la maldita sensación de que estamos en la cuerda floja. En el balance de los dos sexenios con el PAN al frente, Calderón se lleva de calle al insulso (RAE= falto de gracia y viveza) Fox. Para mí esta docena no la calificaría de trágica como la de LEA y JLP, pero si diría que estos dos presidentes nos quedaron a deber, sea la culpa de quien sea, de los narcos, de la falta de apoyo del congreso, que su propio Partido los dejó solos muchas veces. El resultado es que todas las ilusiones depositadas en ellos quedaron truncas, el PAN no supo que estaba en el poder, no quiso aceptar que eran parte importante del gobierno y del futuro de México.

Escribí en abril de 2012: Dejaron pasar la oportunidad para demostrar que los más de 60 años (1939-2000) de ser oposición crítica, constructiva e incómoda, fueron un excelente entrenamiento para ser mejores gobernantes que los del PRI, su odiado contlapache. Esos gobernantes que México esperaba con ansiedad. Parece ser que se sienten mejor como oposición y que la labor de gobernar les quedó grande. Por el tamañote de su arrogancia y como se ven las cosas el panorama les pinta mal, la van a pagar caro, carísimo. Nota en 2014: la estrepitosa caída de Josefina Vázquez Mota que buscó la presidencia ella solita y un cercano grupo de colaboradores con un partido negándole el apoyo, Calderón haciéndose el loco y pateando el pesebre para terminar tropezando con las urnas el 2 de julio de 2012.

Otra vez en enero de 2014: ¡Y lo que se les está descubriendo! Los gobiernos ya emPANizados, tan voraces y sin llene como los del PRI, demostraron ser tan buenos, o mejores, que las ratas de drenaje que habían desplazado, sus dañinos congéneres del reino animal, y que sobrevivirán hasta una bomba atómica, ¡Dios nos ampare!

Cambiemos de tema: como les decía al principio, otra vez 2012, estoy regresando de una semana de haber practicado la más ruda de las profesiones: la de turista. Con otras dos parejas, amigos de toda la vida, nos adentramos en la Sierra Madre Occidental, en la Sierra Tarahumara. No vayan a creer que fue al estilo tarahumara, corriendo por correr o correteando una pelotita de madera de 10 cm de diámetro (¿forrada de caucho?), la cual han lanzado a una veintena de metros con una patada, que no es patada. Con la habilidad que la práctica les da, levantan la bola de dura madera forrada de caucho levemente con el pie, prohibido meter las manos, y la cucharean con fuerza hacia adelante; si la patearan seguro más de uno terminaría con una escayola por varias semanas para recuperarse de unos cuantos huesos rotos en el pie, son de pata dura pero no tanto. La práctica de este peculiar deporte es en pleno cerro, en subidas y bajadas, en plano y en roquerío, en veredas por los bosques o en caminos terregosos y polvorientos (cuando mucho con simples y resistentes huaraches), lo que se les atraviese no es obstáculo, la meta es llegar. De verdad que se necesita el espíritu Rarámuri para acometer esta tarea por horas y horas y distancias kilométricas con el solo afán de divertirse en el festejo de algo que les llega hasta el alma.

Nosotros la hicimos fácil, contratas un viaje todo incluido, te pones en la Ciudad de Chihuahua y te subes al famoso Ferrocarril Chihuahua-Pacífico. Nos espera un cómodo vagón de primera, amplio y limpio con otro anexo donde hay servicio de bar y restaurant; los carros de segunda parecen de tercera y los fines de semana van atiborrados de pasajeros que suben a Chihuahua capital o bajan a Los Mochis. Cinco días más tarde el tren El ChePe (Ch=Chihuahua y P=Pacífico) como se le conoce de tú a tú, te deja en El Fuerte, bello lugar recientemente ascendido a la categoría de Pueblo Mágico, honor que se merece en toda la extensión de la palabra, o te sigues hasta Los Mochis, ambos ya en Sinaloa. En la ruta de 650 kilómetros hace varias paradas y en cada una de ellas servicios de hoteles de 1 a 4 estrellas, al día siguiente a la misma hora en que llegaste te presentas en la estación y esperas pacientemente, ferrocarril mexicano al fin de cuentas no europeo, el tren que te llevará a la siguiente estación, algunas son apenas un andén del cual el guía del lugar te llevará hasta tu alojamiento.

Una vez registrado en el hotel, de inmediato y con la ayuda del guía autorizado por SECTUR, siendo seis tenemos el privilegio de contar con VAN, te avientas a lo desconocido. Esta VAN 4×4 cargada con toda la raza, y su experto chofer, se adentra fácilmente en los montes boscosos o terregales y descubres el mundo de los Tarahumaras (ellos se dicen Rarámuri). Hay mucho campo para los aventureros de mochila.

Ya cerca de lo que vas a conocer, a caminar se ha dicho para disfrutar la zona, llena de hermosos, extraordinarios y hasta increíbles paisajes de montañas todavía boscosas, cosa rara en este país de talamontes a discreción, y barrancas profundas-profundísimas que marean de solo asomarte en alguno de esos atrevidos miradores de cristal o la punta de una roca volando sobre el vacío. Qué se puede decir del paseo en funicular de un lado de la barranca a una isla rodeada de sumideros por todos los costados, de asombrar. Descubres en esa sierra pueblos indígenas y de mestizos de entre 2 y 10mil habitantes. También viviendas unifamiliares enclavadas en lugares imposibles sobre las paredes de las barrancas.

En la mañana entre 5 y 6 te despierta una tambora cerca de tu hotel y otra enfrente, y otra más allá, barranca de por medio (¿300-500-1000 metros? difícil de apreciar) que se desplazan por las veredas que el peregrinar de un lado a otro de años ha construido en las laderas tocadas a ritmo de conmemoración invitando a los rarámuris a congregarse quién sabe dónde, la distancia va apagando el retumbar de las tamboras. Más tarde fuimos a visitar una familia que habita en una de esas casitas empotradas con alfileres en pequeñas terrazas en las paredes de las barrancas, lástima que no los encontramos, seguro iban tras la sonora llamada si no es qué eran uno de los tamboreros. Igual que las cuevas-vivienda que visitamos el día anterior: todo abierto, todas sus pobres y valiosas posesiones a la mano, confianza plena en la gente que los rodea, como les dije: ellos, los Rarámuri, son los dueños de la Sierra Tarahumara.

Este viaje te lleva de la prosperidad que brinca a todas luces en Chihuahua (1440m sobre el nivel del mar) al esplendor de la costa de El Fuerte casi a nivel del mar pasando por territorios habitados por el descuido y la pobreza rozando la miseria donde mexicanos descendientes de los orígenes de nuestra patria deambulan por toda la sierra, la cual sienten de su exclusiva propiedad, persiguiendo lo necesario para sobrevivir, la paga por ayudar en el barbecho o la broza de un predio del tamaño de su pobreza, la caza de una liebre o lo que sea, la dadiva generosa de sus vecinos a los que por equis o zetas les sobra algo que dar. Por ahí encuentras algo de artesanía tarahumara expuesta sobre petates a ras de piso, trabajos simples de mucho color y sabor regional pero sin los alcances de lo que encontramos hacia el sur del país.

Cierto que por aquí o por allá hay una escuela (funcionando con mucho éxito), uno que otro centro de salud dando servicio y albergues donde los padres dejan a sus hijos, los que quieren, por todo el ciclo escolar donde maestros y maestras de sus mismas creencias y lengua los cuidan apoyados por jóvenes médicos. No es cuento, lo vi. Los Rarámuri quieren que sus hijos se superen. Los maestros no son del CNTE, (gracias a las incomodidades que la chamba en esa zona tiene) son verdaderos creyentes de su profesión.

Este país nuestro es un enorme contenedor de historia y cultura. A través de los siglos, los mexicanos nos hemos encargado de llenar nuestra Patria de sitios arqueológicos, de Ciudades Coloniales, de Pueblos Mágicos, de modernidad y futuro y también de pobreza, de devastación y basura. Y últimamente la encomiable preocupación de cuidar, preservar y rescatar nuestro entorno. La cultura y las tradiciones es parte intrínseca de la heterogénea humanidad que ha poblado este territorio nuestro y que ha construido un país como México desde hace decenas, cientos, miles de años.

Todo esto es para quedarse boquiabierto sobre todo cuando estas frente a esos enormes contrastes que te llevan de las maravillas a las miserias, de lo asombroso a la vergüenza. Mi optimismo me inclina a creer que tenemos todo para crecer, no lo menospreciemos, tenemos mucho que hacer.

En todo lo que aquí les describo van mis sentires personales de lo que conozco y he visto además me estoy fiando en lo visto y disfrutado por otros y que lo han asentado en papel y fotografías. Y no falta la lectura por aquí y por allá de revistas, libros o artículos interesantes, ya se los he dicho, se me acusa de metiche, buscón y hablador.

De que hay para buscar ¡hay de sobra! Ya saben, todos los cacharros están a la vista solo hay que hurgar un poco. También saben que sus comentarios siempre serán bienvenidos.

Así de simple, ¿o no?

Eduardo

(Eduardo Gama Barletti)

Para todas mis ocurrencias ojear u hojear en mi BLOG es fácil: www.cavilacionesydesvarios.com

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