4 ¿Y el Ejército?
Escrito por cavilaciones el 2 agosto, 2010Ya varios años después cuando algo oía o leía sobre las fuerzas armadas del país se decía que solo para desfilar servían. Para que necesitamos esa banda de inútiles mariguanos. Ya en esta época me llamaba mucho la atención la calidad del equipo y armamento de guerra con el que contaban. Ya educado en contra de ellos me preguntaba ¿Para qué tanto? ¿Estamos en guerra? ¿Alguien nos odia tanto? Aparentemente no pasaba nada hasta 1968. Qué golpe a mi pobre credibilidad. La actuación del ejército estaba a la altura exacta de cómo siempre la había considerado. Pura basura, prepotencia, agresividad, sanguinarios, ciegos para actuar, falta de sentido común, etc. La prensa nacional nos informó con mucha cautela, seguramente atendiendo seguramente las ordenes de por allá arriba. Algo mas tarde llegó información de la difusión mundial de las noticias de las atrocidades cometidas ese 2 de octubre. Años después la matanza de estudiantes, ese julio sangriento de los halcones, expuso a los verdaderos incitadores de esas desgracias.
Otra desgracia nacional, el terremoto del 85, puso en la palestra la verdadera calidad del ejército. Su intervención, aunque muy acotada por un muy acotado presidente De La Madrid, demostró la calidad de su organización, mostro hacia donde estaba inclinada su fidelidad, hacia el pueblo mexicano. En otros fenómenos meteorológicos lo ha confirmado. Viéndolo bien es un cuerpo armado que siempre ha estado a favor de México. A pesar de que cada seis años tiene un comandante supremo diferente, el presidente de la república, que no siempre demostró tener los tamaños para gobernarnos y que bien merecían botarlos por un tubo, lo respetaron y hasta lo protegieron, anteponiendo siempre el escalafón de mando. Y seguramente asumiendo que se deben al pueblo de México, sus únicos y verdadero jefes.
Todo lo que aquí atrás expreso es mi simple percepción, la de un ciudadano común pobremente informado hasta donde los medios han querido, o podido, sumado a lo que se lee por aquí o por allá y al intercambio verbal de opiniones con los amigos. Aun así me responsabilizo de la verdad o ingenuidad de lo aquí escrito.
Por muchos años a los carteles de la droga se les dejó hacer. Nuestros excelsos gobernantes al grito de “Tu déjame trabajar yo te dejo actuar” hicieron su pobre labor sexenal. ¿Connivencia o confabulación? Para estos años la confabulación me parece más exacta a la vista de la vista gorda de muchos que están por ahí con la orden de proteger a los ciudadanos y que como experimentadas avestruces esconden la cabeza sin preocuparse de mostrar su enorme cuerpo. Al fin que a ellos no les pasa nada. Pero llegó Calderón como toro de Pamplona embistiendo de frente todo lo que huela a droga y corrupción coludida pasando entre una valla de público muy entusiasta al principio y a estas alturas horrorizado, medio muertos de miedo. Muchos muertos, demasiados muertos los que esta guerra está arrojando.
Las avestruces están aterrorizadas, las venganzas de los clanes de la droga, unos contra otros, a ciegas si es necesario, están alcanzando a muchos metidos en el negocio, algunos aparentemente víctimas inocentes, me refiero a los funcionaros, involucrados o no, y lamentablemente ejecutados sin que las investigaciones lleguen a algún resultado esclarecedor. Y otros han sido víctimas reales de toda esta parafernalia de violencia que estamos sufriendo. Todas las policías que tenemos han demostrado su limitada capacidad ya sea por la improvisación por la que llegaron a su puesto o por temor a ser los próximos en ser descubiertos en una cajuela o en una cuneta. La única policía profesional que tenemos de reciente creación cuenta con pocos elementos para el tamaño de las organizaciones que tienen que enfrentar. Y me pongo en su pellejo, el miedo debe atenazarlos, que difícil momento escogieron para ser policías honestos.
Me imagino a Calderón cuando decidió enfrentarse con esta calaña que ha invadido México a ciencia y paciencia de los gobiernos del PRI y del PAN, don Fox se hizo el loco, haciendo el recuento de los múltiples cuerpos policiacos regados por toda la geografía nacional y llegando a la triste conclusión “con estos mejor nos quedamos como estamos”. Qué bueno que tuvo el valor de usar al ejército, probablemente su única posibilidad de contar con alguien con un alto porcentaje de honestidad y confiabilidad, para las metas que se había fijado. Seguramente por la mala o amañada calidad de la información que le ofrecieron los cuerpos policiales del país pensó en una campaña corta y expedita. Pero ni corta ni expedita, como la medusa, córtale una cabeza y le sale no solo una nueva, dos o más.
Calderón se enfrento con la crítica de mandar al ejército y a la marina a la calle a realizar actividades policiales. Apoyar a los cuerpos ya existentes en su labor era la finalidad, pero estos muy hábiles se zafaron, ya había quien asumiera su responsabilidad y a quien echarle la culpa de las fallas. El tiempo le ha dado la razón al presidente, la presencia del ejército en la calle era una necesidad urgente, no quiero imaginarme en caso contrario el tamaño de la masacre vengativa que estamos viviendo.
Sin embargo, yo creo que los logros del ejército son magros. Por temor a las críticas lo han dejado maniatado sin hacer lo que realmente saber hacer, para lo que han sido entrenados. Déjenlos salir al campo, a la sierra, a campo abierto, allá donde se refugian todos estos asesinos. Donde las reglas son disparar antes que el otro me mate, conste que no digo que los ejecuten. Apresarlos cuando se pueda y cuando se dejen. En ese plan los resultados serían otros. Los reportes de facciones atrapadas, de cosechas incineradas, de laboratorios destruidos, de pistas de aterrizaje inutilizadas, serían diarios. El ejército y el gobierno, nosotros pueblo, al cual sirve cuentan con las estructuras legales para controlar los excesos que estas acciones puedan acarrear. Siempre habrá un “se los dije” pero la verdad es que actualmente todos los días leemos u oímos un sin número “se los dije”
Híjole, que locura me acabo de aventar, pero piénsenle si por el camino que actualmente caminamos en la persecución de los carteles llegaremos pronto a controlarlos o se alargará eternamente. Con el ejército y la armada en lo que saben hacer no dudo que habrá muchas bajas injustas, pero ¿serán más de las que ya tenemos? Esta fuerza de acción rápida combinada con los policías en su acción policial los resultados podrían ser otros. Probablemente igual de criticados que los que actualmente se obtienen pero con una perspectiva mucho más amplia, la de cubrir todo el país, no solo las zonas urbanas.
Así de simple, ¿o no?
Eduardo
(Eduardo Gama Barletti)


